jueves, 1 de septiembre de 2011

ENTRE LA FIDELIDAD Y LA PROMESA DE COMPRA


En este país de centros comerciales y tiendas de compras especializadas en donde la competencia es cada vez mayor y cuyo campo de atracción es cada vez más potente ante los consumidores al punto que nos han llevado a recurrir a sobrepasar nuestros ingresos para saciar nuestros “caprichos”. Un almacén en particular llama la atención ALKOSTO por su reconocimiento y alta variedad en electrodomésticos y  bienes de alta tecnología.
Como cualquier consumidor me acerque a la caja a cancelar,  en ese momento, casi imperceptible de todo lo que giraba alrededor con mi mente y mis ojos en la cuenta de la caja registradora, por aquello de la falta de efectivo y quizá la vergüenza de quedar “empeñado” en el almacén. Cuando la cuenta sobrepasaba lo que mis bolsillos contenían, decidí parar y pagar lo que me mi bajo poder adquisitivo me permitió.
Sin precedentes suena un timbre y todos se quedan mirándome en el almacén, en ese momento pensé, quizá algún producto no tiene, el código de barras, sin intenciones de hurtarlo y sin nada que temer, pregunte ¡Que pasa?, a lo que la señorita de la caja me contesto usted ha sido un feliz ganador del valor de la mitad de su compra. Cada 50 clientes hay un ganador y ese es usted. Con gran alegría recibí mi bono de compra por la mitad del valor de mi compra, básicamente 600.000 pesos, un regalo que hoy nadie puede despreciar.
Aunque debo reconocer que la alegría en ese momento se convertiría en desdicha más tarde, con el valor del bono de compra, adquirí una lavadora para mi mamá, y sin mayores detalles me dijeron que la llevaban a mi casa, razón por la cual no me preocupe y sentí gran admiración por un almacén que se entrega por completo a sus clientes, Aunque días después preocupado porque no aparecían con mi lavadora llame a consultar acerca del envió. Oh sorpresa para mí que me indican que habían cancelado la entrega, mediante una llamada. La pregunta inmediata es porque querría yo o algún familiar llamar a cancelar el envío. Entonces me dijeron que no había problema que se enviaría mi producto lo más pronto posible.
Paso el tiempo y mi paciencia se agotó decidí llamar nuevamente a averiguar lo sucedido, con la preocupante respuesta de que no existían inventarios de la referencia de la lavadora que yo había escogido. Que debía acercarme al almacén y cancelar 50.000 pesos adicionales para llevar otra que en el momento se encontraba disponible, que está contaba con una mayor cantidad de libras.
Ofendido me dirigí a ALKOSTO de la avenida 68, sin saber que pensar de una empresa que se presume respetable y de amplio conocimiento, acerca de sus estrategias de fidelización de sus clientes.
 Grandes reflexiones debe hacer una hipertienda acerca de las promesas que hace y el cumplimiento de las mismas pues vendedores hay muchos y la competencia es cada vez mejor.

RUBEN DARIO PULIDO HENAO

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